Mucho que contar, y poco que decir...
sólo hay que elegir para ser feliz...
Enseñame a vivir como tu_________________________(la vida no es lo mismo sin ti)
Pensamientos varios_____________________________(¿qué se te pasa por la cabeza?
Viajeros al tren____________________________(de camino a casa con gente interesante)

Sus labios brillaban a la luz del sol...


Una semana exacta hacía que no lo veía...la pregunta era..¿por qué? Pues porque caí enferma gracias a ese baile de cuentos de hadas. Si, así fue...No fui durante una semana al instituto. Clara me llamaba todos los días diciéndome que si seguía viva, y por desgracia me estaba muriendo de desesperación en no verlo...El tiempo pasaba lento y muy lento...había cogido un gran resfriado y tenía mucha calentura. Mi madre se iba a las 7 al hospital, y era mi padre quien me cuidaba a mi y a mi hermano hasta las 9. Me pasaba todo el día mirando sus sms y escuchando música... Era lunes...¿se podía considerar que estábamos saliendo? Pensando, y recordando ese beso que no tuvimos, sonó la alarma del móvil para tomarme la medicina. Me levanté vagamente, y anduve poco a poco. La verdad es que ya me sentía mucho mejor...Entonces andando hacia la cocina, tocó el timbre. ¿Quién sería? Me dirigí poco a poco hacia el auricular y dije:

-¿Si?

-Hola, buenas, soy el repartidor de felicidad...

-¿Repartidor de felicidad?- hice una gran carcajada- Oh, creo que llega un poco tarde...

-Pero mejor tarde que nunca,¿ no?

-Jaja, claro, ¡sube!

De repente vi como iba vestida, ¡de pijama! Me dirigí rápidamente a mi habitación a ponerme algo más bonito. No me dio casi tiempo a ponerme el pantalón porqué antes de dos minutos estaba arriba. Abrí la puerta, y allí estaba él. Tan deslumbrante como siempre. Iba con una camisa azul a rallas blancas, y con unos pantalones vaqueros. Nos quedamos cinco segundos mirándonos, aunque parecieron eternos. No sabía que hacer, besarlo, o esperar que me besara él...Me puse muy nerviosa, y entonces dijo son su acento y con una voz seductora:

-Hola

-Hola...

Estábamos a medio metro de distancia, y poco a poco se fue acercando, levantó la mano y tocó mi pelo, con dulzura, yo lo cogí con los dos brazos al cuello, estábamos a punto de besarnos, pero, no se si debía hacerlo, yo quería que fuera algo especial...Entonces hice como si no supiera que me quería besar y lo abracé con las manos al cuello. Entonces cogí con una mano la chaqueta y con otra su mano, y empece a correr por la escala de la finca hasta llegar a la terraza. En la terraza se podía ver toda la ciudad, con sus parques, y con las lucecitas. Era un puesto muy romántico, era el lugar donde siempre me había imaginado mi primer beso.

-Mira que bonita es la ciudad -le dije con mis brazos alrededor de su cuello, y mirándolo fijamente...

-No es mas bonita que tu...

Poco a poco empezó a acercarse cuidadosamente, sus brazos que me rodeaban completamente, me apretaron un poco más y nos quedamos completamente pegados...Me miraba fijamente con unos ojos cariñosos...y sus labios brillaban a la luz del sol, igual como su pelo e igual que sus ojos. Cerré los ojos, diciéndole que no se lo pensara dos veces...

...Y entonces...sus labios acariciaron lentamente los míos...

Hasta que lo perdí de vista


Empezamos a andar y andar, me daba igual si tenía hambre o sed, me daba igual si anochecía o si amanecía, era mi mundo, el que yo quería, solo hacía unos días que lo conocía pero eso no me importaba. En conocerme a mi cada vez sabía más la lengua, y cada vez podíamos hablar más de cosas diferentes. Empezamos a andar por el paseo, en dirección a la nada, eran las dos y media de la tarde, y mi estómago reclamaba la comida de mi madre, pero daba igual, se podía aguantar ¿no?.Anduvimos por toda la ciudad, por el paseo las avenidas, por las plazas, por las calles, por los subterráneos...Al final mi estómago estaba arto de esperar y empezó ha gritar. En oírlo, pensé que podría ser buena idea irme ya a casa.

- Em...ya son la tres y media, y tengo mucha habre...

- Oh, si claro, yo también...¿te acompaño a casa?- me dijo con esa voz tan preciosa...

-¡Si claro! como quieras.

Entonces cambiamos de rumbo, y nos dirigimos hacia el final del paseo. El paseo estaba bastante vacío, por tanto podíamos hacer payasadas, sin que nadie nos mirara raro. Empezó a llover, como no, era febrero, entonces se le ocurrió una cosa que siempre yo había deseado hacer...

-¿Bailamos?- me dijo tendiéndome la mano

Cuidadosamente le puse mi mano sobre la suya, y empezamos a bailar. No teníamos música, pero no era necesario, la teníamos dentro de la cabeza...Si mano se deslizó desde la parte alta de mi espalda, hasta la parte ya más baja...No sabía que baile bailábamos. Yo no sabía como se bailaba, pero no hacía falta, el me guiaba con su mirada, a medida que íbamos bailando íbamos avanzado por el paseo. Las gotas se deslizaban por los rasgos de nuestra cara, como agua por un río. Ese baile me recordaba a los cursos de contemporáneo que hacía pero me lo dejé hacía unos meses. Cuando llegamos a mi piso nos detuvimos, me miró fijamente, con esos ojos tan bonitos que tenía. Se notaba en sus joyas azules...no sabía donde besarme...Tenía miedo de que me besara a los labios, y no saber como responderle...

Lentamente acercó su cara a mi rostro...y nos quedamos tocándonos frente con frente...y su nariz rozando a la mía...Nada podía destrozar esa estampa...¿O si? De repente salió mi vecino del portal...y nos cortó el rollo, nos alejamos uno del otro rápidamente, entonces como ya no era como los pasados segundos me dijo...

- Bueno entonces es aquí donde vives,¿no?...Creo que ya es tarde...mmm...pues...adiós... ya te llamo ¿vale?- me dijo rozando su suave mano sobre mis mejillas y me dio un beso en la mejilla derecha...

Me esperó hasta que entrara en el portal de la finca...Me quedé observando mi reflejo a través del cristal...y lo vi a él... alejándose poco a poco, dejando que la lluvia le mojara, y allí me quedé yo, mirándolo hasta que lo perdí de vista, me apoyé contra la pared del recibidor...auque no lo ví...pude notar que al último instante de verlo se giró... y me susurró...


... tequiero...

Un paraguas azul para mí...

Llegué al instituto, como no, pensando en Noah, y subí por la escalera principal hasta mi clase. Era una clase pequeña pero acogedora, con unas ventanas enormes y una pizarra pequeña. ¿Mis compañeros? Prácticamente no sabía nada de ellos, sabía cuatro cosas como su nombre y sus años y ya esta. Allí en la puerta de mi clase estaba Clara esperándome, como siempre con su gran sonrisa en al boca. Nunca ella me había visto con una sonrisa en la boca. Creo que era la primera vez que reía, en el instituto. Cuando recorrí todo el corredor hasta llegar a mi clase, esquivando los niños del primer ciclo de la eso con sus pelotas, y a las de segundo de bachillerato de letras con sus humos de superioridad, Clara me dijo:

- ¡Eh! Esto no es posible! ¿Tu sonriendo? Creo que estoy soñando.

- ¡Pues despierta!- le bromeé sacudiendo su cuerpo

- ¡No es posible! Y encima hace bromas...antes éramos la luna y el sol, el pie y la cabeza, yo con una risa en la cara y tu toda seria, y ¡ahora combinamos! De todas formas esto tendrá una explicación, ¿cuál es?

- Nada, no ha pasado nada- le mentí

No podía contárselo, pensaría que le estaba diciendo una mentira o algo, y además no se lo creería. De todas formas yo seguí en mi sonrisa en los labios, y nada ni nadie me lo cambiaría. Cuando entré en clase, la gente se me quedó mirando, y me dijeron muchos compañeros “bonita sonrisa llevas hoy” o “ ...y se hizo la luz”. La verdad es que estaba muy contenta, el viernes había conocido a alguien espectacular, que no quería perderlo, aunque no lo conociera de nada. En el patio Clara se ponía muy pesada, no podía parar de decirme que pasaba, ya estaba harta, entonces, se lo conté:

- Mira Clara, ¡ya estoy harta! te lo contaré.

Cuando se lo conté, casi se atraganta con su zumo de piña y su bocadillo vegetal. Su cara era para hacerle una foto, ojalá hubiera tenido una cámara para hacérsela. Sus ojos se habían quedado redondos como dos ovnis, y las pupilas se dilataron rápidamente.

- ¡¡¡¿¿¿Que???!!!

- ¡Baja la voz! Que me da vergüenza...

- Y como se llama?

- Noah...

- ¿Noah? ¡Parece un nombre de chica!

Pero me daba igual lo que decía Clara en ese momento...Noah me inspiraba confianza, y amor, pero no amor cualquiera, sino amor de verdad...

Cuando sonó el timbre, pensé rápidamente en él, tenía ganas de llegar a casa, y mirar el móvil a ver si había alguna llamada perdida...De pronto Clara me dijo:

- ¡Eh! Que te está sonando el teléfono.

- ¿Qué? ¡Si no lo llevo!

- Oye...tu aparte de enamorada estas boba. A si que...- bromeó

Entonces busqué el móvil por la mochila, y allí estaba llamándome, rezando al otro lado del teléfono que se lo cogiera...

- ¿Si?

- ¡Salut! UPS...Hola, soy Noah...¿te acuerdas de mi?

- Si, si, claro...dime.

- No nada que... a ver cuando sales de clase...

De pronto me colgó...¡qué extraño! Me pregunte que quería decir... Entonces Clara y yo salimos del instituto y de repente...le vi... esperándome en la puerta del instituto con su impermeable, y un paraguas azul para mí...

En un mundo tan bonito... de donde no quería salir



Seguí andado...tenía miedo de girarme y ver que todo era obra de mi imaginación. Aunque seguía lloviendo no me importaba...era feliz, era yo, era una nueva yo. Me daba la sensación que ya no recordaba mi anterior vida...era una puerta cerrada, que solo se abriría cuando se fuera él. No se si estaba enamorada, nunca lo había estado...lo único que se, es que lo típico que sacan en las pelis de mariposas en el estómago era verdad en cierto sentido...¿mariposas? parecía como si estuviera enferma...pero era una enfermedad agradable... Me sentía llena de energía, acababa de nacer, acababa de sentir por primera vez mis pulmones llenos de aire, acababa de sentir el aire sobre mis dedos, y la luz en mis ojos...

Llegué a casa muy feliz. Mi madre se quedó mirándome, incluso dijo que si había fumado maría que no lo volviera a hacer, ¿pero que se pesaba? Me daba igual, la verdad ya lo había probado.De todas formas le eché una mirada asesina, y ella izo un gran suspiro indicando como si estuviera más tranquila. Me fui a la habitación. No se que le pasaba a mi cabeza, no paraba de girar alrededor suyo...no podía parar de pensar en él, y aunque era fastidioso, me encantaba.... De pronto oí como si mi padre me llamara:

- ¡Hija ven a cenar!

¿Cenar? No me apetecía, su imagen me daba la suficiente energía para recorrer el mundo entero corriendo. Que rabia me daba, no podía quitármelo de la mente. Entonces me puse mi canción favorita que reindicaba la paz en el mundo, pero ya no me gustaba, ¿qué me pasaba? Me apetecía escuchar esa música que tanto odiaba, esa musical tan comercial, la que siempre hablaba de príncipes azules que nunca existían, pero ahora necesitaba esa música... me ayudaba a ambientarme en mi mundo, en un mundo tan bonito... de donde no quería salir. Me tumbé en la cama, imaginando que me abrazaba...de pronto se abrió la puerta rápidamente.

-¿No me has oído? ¡Hace veinte minutos que hemos empezado a cenar!

¿¿20 minutos?? ¡Como pasaba el tiempo en el universo paralelo!

Cuando volví de cenar, volví a mi habitación y me tumbé en la cama. No paraba de pensar en él. Tenía miedo de pensar mucho en él, porque a lo mejor no lo volvía a ver, y entonces ya sería demasiado tarde para echarme atrás. Poco a poco fui entrando en un sueño profundo, un sueño donde pensaba que podría parar de pensar en él, pero así no fue. Pensé tanto en él que soñé que me llamaba cuando salía del colegio, y que me esperaba en la puerta del instituto con su impermeable, y un paraguas azul para mí...

Y allí estaba él...

Sí, el chico del impermeable azul pasaba por la calle tranquilamente dejando que la lluvia le recorriera por todo el cuerpo. Sus zapatos negros, su pelo rubio como el sol, y su impermeable azul que le hacía juego con los ojos...


Era una combinación de perfección, nada ni nadie lo podía cambiar...era perfecto.
De pronto noté algo en mí, hacía tres segundos no me habría fijado en su forma de andar, ni vestir, pero ahora era una persona nueva, con energía, con ganas de vivir.
Durante los tres segundos que me quedé mirándolo, me cambió mi forma de ser, era como si hubieran pasado años y años después de el últimos suspiro de vida solitaria. Me gustaba su forma de andar bajo la lluvia, era elegante y frágil, no quería que se fuera...me gustaban sus ojos, y su mirada. Mis pensamientos empezaban a rondar a través de el...Y un segundo después empezó a granizar. El chico misterioso observó el cielo y cambió de rumbo. Empezó a andar rápidamente hacia dentro de la cafetería.

Empujó con fuerza la puerta de cristal. La cafetería estaba llenísima. Él miraba de un lado a otro, pero no encontraba ningún sitio donde sentarse. De pronto me di cuenta de que el único sitio libre era el que le reservaba a Clara. ¿Qué querías que hiciera?, ¿que el chico se quedara solo, y de pié en medio de la cafetería? Quité disimuladamente la mochila llena de libros, haciendo como si fuera a buscar algún libro o algo, y la dejé a mis pies. Nunca me habría imaginado que eso me ocurriría a mi, era algo extraño, pero me gustaba. La música que sonaba en mi mp4 iba al ritmo de mi corazón a medida de que el se acercaba a sentarse a mi lado en el taburete que hacía unos segundos pertenecía a Clara. Mis manos temblaban, era imposible seguir bebiéndome el chocolate...Mis ojos no sabían donde mirar, ni mis piernas como colocarse, nunca había experimentado esa sensación.

Cuidadosamente apartó el taburete de la barra. Dejó la bandolera en el suelo y se limitó a levantar la mano para llamar al camarero y decir "un chocolate caliente por favor". Me pareció un poco raro su forma de hablar, pero quien sabe, a lo mejor era porque llevaba el mp4. De pronto me miró, me gustaba como me contemplaba pero tenía miedo de observarlo y que el dejara de mirarme...No me pude resistir, tenía que hablar con él como fuera.
Cogí una revista que había allí en la cafetería, y busqué rápidamente los sudokus. Entonces cogí mi mochila y empecé a hacer como si buscara un bolígrafo, y como supuestamente no lo encontraba, le miré y le dije con una sonrisa en los labios:

- Hola, me puedes dejar un bolígrafo por favor?

Vi sus ojos confusos, parecía que no entendiera lo que decía, se quedó bastante tiempo pensando descifrar esas extrañas palabras dichas por una desconocida.

- Lo siento es que no entiendo muy bien el español. ¿Sabes hablar English o Français?

Su voz era dulce como un caramelo, y bonita como una tarjeta de navidad. Me hizo gracia, me había fijado en un chico que apenas conocía mi lengua, pero me daba igual, iba a seguir hablando con él aunque fuera en chino. Entonces intentamos hablar inglés.

Nos lo pasamos muy bien intentando hablar inglés. Nos preguntábamos uno al otro. Me contó que él vivía en Bruselas pero antes vivía en Flandes , y que había venido aquí durante seis meses para aprender idioma hacía una semana. Vivía con una familia muy amable. Luego le conté que yo estuve allí, hacía unos años. Creo que le gustó que se lo dijera. Esbozó una sonrisa en su cara en ese momento. Sus ojos me miraban con mucha fuerza, y me encantaba que me mirara así. Respecto a Clara, me llamó una hora y media más tarde, pidiéndome perdón, diciéndome que no podía venir por la lluvia, y que su madre no le dejaba venir. Pero ya no me importaba. Eso ya no era significativo para mí. Sabía que aunque no siguiera a más con ese chico siempre le agradecería que me diera plantón. Lo importante era que enfrente tenía a una persona espectacular, que apenas nos entendíamos, pero a pesar de todo, hizo un cambio en mi vida.


Seguíamos hablando, y hablando, no importaba nada más que esa conversación. Las horas pasaban y pasaban. Me daba igual llegar a casa muy tarde y quedarme hasta las tres de la mañana haciendo los trabajos. Me daba igual porqué era la primera vez en mi vida que estaba realmente feliz. Quería seguir hablando con él hasta que la luz del Sol se eclipsara para siempre. Quería quedarme en esa cafetería con él. Pero, claro no iba a ser así, mi madre me llamó al móvil para que volviera a casa. Sinceramente nunca había odiado tanto a mi madre por llamarme por teléfono. Me daba pena despedirme de él, pero era así. Nos dimos dos besos y me pregunto mi nombre, y después le dije:

-¿Y tú? ¿cómo te llamas?

- Noah.

Noah...ese nombre me recordó a una película que me encantaba de pequeña...me daba pena irme y dejarlo allí sin ninguna forma de comunicarse conmigo, entonces sin pensar le di mi número de teléfono. Me devolvió una gran sonrisa...Cuando empujé la puerta de cristal me gire con rapidez para recordar su mirada, su pelo, sus ojos...y allí estaba él...sentado en el taburete mirándome con esos ojos...con esos ojos que hacían juego con ese impermeable azul...

La primera vez que lo vi...


Miré por la ventana. Estaba bastante nublado. Me gustaba ese tiempo. Era frío y distante, como yo. Y la verdad es que estaba deseando que lloviera para poder andar por la lluvia. Salí de casa tranquilamente. Ya eran las 5 pero no me importaba, como siempre Clara llegaría muy tarde. Cuando crucé por el semáforo de enfrente de mi casa empezó a llover. Adoraba la sensación de estar bajo un fenómeno tan bonito de la naturaleza... Pero no pude andar mucho bajo la lluvia. Empezó a diluviar rápidamente, y no podía mojarme, ya que era propensa a los resfriados...
Cuando llegué a la cafetería cogí dos taburetes en la barra. Yo estaba totalmente mojada, y tenía mucho frío. La verdad es que no me importaba, pronto volvería a casa y empezaría a releer por décima vez ese libro que me gustaba tanto. Mientras removía el chocolate espeso que parecía una nube, me fijé en una ventana que había cerca de la barra. Tenía algo de especial esa ventana y no sabía que. Pero pronto lo supe, pasó él. Era algo bastante extraño. La gente entraba rápidamente en los locales para refugiarse de la lluvia, pero en cambio él iba por en medio de la calle peatonal. Las gotas de agua bajaban lentamente por su rostro, para el, la lluvia era como si fueran rayos de sol...